- Como Danica, yo empiezo leyendo el primer capítulo y la última hoja del final. No soporto no saber qué pasa.
- A medida que voy leyendo, calculo qué porcentaje del libro llevo leído, el tiempo que me lleva una hoja, lo comparo mentalmente con otros libros, hago estimaciones de cuánto me llevará acabarlo... Aunque eso lo hago con todo y no solo con la literatura.
- Creo que he olvidado los detalles de muchos libros que leí hace años y que me gustaron. Me entristece cada vez que pienso en ello y soy capaz de acordarme solo de cosas vagas sobre la trama o personajes. Al mismo tiempo, me da miedo releerlos por temor a haberlos sobreestimado. Me ha pasado un par de veces (creo que con las Crónicas de Narnia, por ejemplo) y la sensación es peor que simplemente no acordarme al detalle de ellos. Así que siempre que pienso en libros que me gustaron hace años vivo en una constante lucha interna en la que siempre salgo perdiendo. Soy un marica pa esas cosas.
- De adolescente frecuentaba foros de literatura amateur. He leído ahí algunos relatos/novelas que tienen poco y nada que envidiar a escritos profesionales. Pero muy muy poco que envidiar. Recuerdo particularmente una novela que escribió el padre ciego de uno de los usuarios llamada "Tres bragas" (o algo así) que era una jodida amravilla. Y un relato corto sobre una epidemia de nomeacuerdóquéenfermedad en un pequeño pueblo del norte argentino que simplemente te ponía los pelos de punta.
- Juzgo a las personas con las que hablo de literatura. Sí, ya sé, está mal, blablabla, pero no lo puedo controlar. Si hablo de literatura con alguien, lo voy a juzgar por lo que me diga. Es más, prefiero que me diga que no lee a que me diga que le gusta "El 8" (por ejemplo) o que Stephen King es el mejor autor vivo. En el segundo caso mi prejuicio hacia esa persona será mucho mucho peor.