10-02-201...
Hola, chiquilla.
Sí, ha pasado mucho tiempo sin noticias mías. Ya no tengo tu número, así que no podía llamarte. Busqué tu facebook, y allí estabas, con las personas que ahora forman parte de tu vida, incluido ese chico. Estuve a punto de mandar un comentario a la foto y decirte lo guapa que estás, pero no pude. No pertenezco a ese nuevo mundo tuyo, y sería el comentario de un intruso.
Así que aquí estoy escribiéndote una carta. No es para reprocharte nada, ¿cómo podría, después de tanto tiempo? es normal que hagas tu vida, y me alegro de verte tan feliz. Es que estaba aquí solo, recordando los viejos tiempos, y me acordé de ti. Enseguida no pude pensar en nada más y sentí que tenía que hablarte.
Lo nuestro fue solo un verano, pero éramos jóvenes y parecía eterno, y creíamos eterna nuestra locura. Locura la quiero creer hoy, puesto que nunca he vuelto a sentir nada igual, y no sé si tú lo has hecho. Se te ve muy contenta con ese chico, o eso parece en la foto. Pero te miro los ojos y en ellos, al fondo, veo el reflejo del mar aquel verano en que los dos mirábamos juntos las olas. Nunca el mar ha estado tan bonito al amanecer como cuando tú lo mirabas. Lo sé porque he ido muchas veces a mirarlo al mismo lugar y a la misma hora. Nunca ha sido lo mismo.
Después te fuiste y aunque parecía un hasta luego, se convirtió en demasiado tiempo. El reencuentro fue demasiado breve, demasiado frío. Me mirabas pero ya no me veías, era otra la que había detrás de esos ojos que antes se me clavaban en el alma. Los dos teníamos diferentes caminos que seguir, y aunque ambos reímos como antes, la locura ya no estaba allí. La mañana siguiente fue fría, aunque no tanto como el beso que nos dimos para despedirnos, que los dos sabíamos que sería el último. Cualquier desengaño, cualquier bofetada no me ha sabido después tan mal como aquel beso.
Luego unas pocas llamadas y por fin el largo silencio. Yo no te llamaba pensado que ya me habías olvidado. ¿Por eso no llamabas tú? No lo sé. Solo sé que yo nunca te olvidé. Pero decidí dejarte marchar. Y cuando estaba con otras, con su calor buscaba el tuyo. Y no les miraba a los ojos sabiendo que no eran los tuyos. El placer puede ser el mismo, pero con ellas no soñaba como soñaba junto a ti, cuando mirábamos el horizonte y yo creía que en adelante lo buscaríamos juntos.
Pues nada niña, me alegro de ver tu foto. Con la carta tienes mi dirección y si quieres puedes contestarme. No sé si lo que te digo te habrá afectado. No lo hará si te ha ido tan bien como parece. Pero sinceramente, espero que mi ausencia te duela tanto como a mí me duele la tuya, que el recuerdo de lo que sentimos juntos se te haya grabado igual. Porque ahora sé que quiero retomar la búsqueda del horizonte donde la dejamos, ahora sé que no hay nada en el mundo que me pueda llenar salvo tú, y quiero hacer como que todos estos años sin tener tu sonrisa, tu luz y tus abrazos no han existido.
Hasta pronto, si nos vemos. Y si no, sigue con tu vida, si te hace feliz. Y cuando quieras, si te cansas de los días grises y de la rutina, recuerda que yo aquí estoy, siempre, soñando contigo.
Tuyo, X.
